domingo, 29 de enero de 2012

EDIFICIO JOHNSON
En 1935 Herbert “Hib” Johnson, el más joven de la familia Johnson, tenía 36 años y quería darle a la empresa de su familia una imagen más moderna mediante la construcción de nuevas oficinas.
Para llevar a cabo tal labor quiso contar con la ayuda de Wright, quien en un primer momento se negó a ofrecer sus servicios ya que consideraba el emplazamiento para el proyecto del todo inadecuado y Hib Johnson no cedió a su propuesta para crear un pequeño complejo urbanístico donde colocar las oficinas en medio de una zona verde más alejada de la ciudad.
La compañía pidió a Wright que a la hora de realizar su proyecto interpretase la idea del sueño americano, donde el trabajador está contento en su puesto, se siente realizado profesional y personalmente, la gente se relaciona la una con la otra, se sienten iguales, unidos, como una gran familia.
Parece que Wright consiguió su propósito ya que años después el propio Hib Johnson admitió que gracias a la nueva organización de las oficinas y al ambiente que se había logrado crear el rendimiento de su empresa había mejorado hasta un 25%.
El edificio se encuentra situado en 1525 Howe Street de la población de Racine, Wisconsin, a 200 kilómetros de distancia de Chicago, sobre la orilla del lago Michigan.
El barrio en el que se coloca forma parte de los suburbios de Racine, una zona industrial que nada agradaba a Wright pero en donde el cliente insistió repetidamente que debía situarse el edificio.
Wright se vio en la obligación de proyectar en un entorno que para él nada tenía que ofrecer, y dejó clara muestra de ello proyectando el edificio como si de una fortaleza se tratase, con grandes paredes de ladrillo ciegas, entradas de luz cenitales, espacios que se pliegan sobre sí mismos hacia el interior, etc. negando por completo el exterior. El edificio no tiene ventanas, sólo largas fachadas ciegas, paredes contundentes de ladrillo rojo.
El complejo cuenta con una torre vertical, pero esta no pertenece al proyecto original sino que sería proyectada diez años más tarde por el propio Wright, y aún en este volumen vertical quiso marcar la línea horizontal por encima de todo. La torre intercala plantas de forma cuadrada con plantas de forma circular, sin que estas últimas lleguen al perímetro del edificio y por lo tanto en fachada sólo sean visibles uno de cada dos forjados, creando la ilusión de que el edificio es mucho más bajo de lo que lo es en realidad. El edificio debía convertirse en icono de la empresa, pero Wright quiso huir de aquella imagen típica de la época donde una gran compañía se identificaba con la entrada a un gran edificio (por lo general un rascacielos) y por eso creó una fachada principal totalmente ciega, llevando el acceso a una discreta posición en el costado.
Ya en el interior del edificio Wright prometió a su cliente que se encontraría con un mundo aparte, donde no habría más ruidos que los generados por la propia selva y la luz natural entraría de forma uniforme desde arriba, como si cayese directamente de la bóveda celeste.
La luz juga un papel fundamental en todo el proyecto. Wright buscó que la luz llegase de forma uniforme a todos los rincones, y para lograrlo utilizó dos recursos; deshacer las cornisas y aprovechar los espacios residuales entre las circunferencias que sus columnas generaban en el techo.
En mi opinión el edificio es magnífico por su particularidad, su diseño interno muy práctico y diáfano que permite a todos los trabajadores tengan el rango que tengan, estar juntos, y porque crea un ambiente idóneo para el trabajo. Se podría decir que entran ganas de trabajar.


                    

1 comentario:

  1. Lo mismo de siempre, falta opinión personal. ¿Y donde está el trabajo del museo judio?

    ResponderEliminar